
Era una mañana de niebla en Zamora. Debían ser las 7.30 de un día de febrero y me marchaba a la cama tras una noche de farra con Manolo Carracedo. Pero antes de llegar ca casa me topé con esta curiosa escena en la calle Rúa de los Notarios. Aquel día empecé su colección de fotos de monjas que os iré mostrando, poco a poco (tengo más de 500 y algunas muy pintorescas, como a una que sorprendí fumando). Las monjas me dan morbo, curiosidad, gracia... de todo un poco, aunque las hay más malas que un diablo. Aunque ahora lamento mucho que, a falta e vocaciones, se surtan de negras y sudamericanas. Con las monjas pasa, más o menos, como con las putas, hay que traerlas de fuera a falta de producto nacional.