Manolo Carracedo fue un grande. Coincidí con él en la época zamorana y enseguida nos hicimos muy amigos. Por entonces, todas las noches 'peinábamos' la ciudad. Cubata va, cubata viene, rara era la vez que nos daban las cinco o las seis de la madrugada.
Manolo, que estuvo casado tres veces y le gustaban las mujeres más que a un tonto una tiza, decía: "Comiendo y bebiendo es como se ven los hombres, que para trabaja vale cualquiera".
Gran periodista y fiel amigo dejó en mi persona una impronta de su humanidad para los restos.
La pena fue que como los buenos se fue enseguida. Yo lo recuerdo todos los días y me río con sus 'golpes', su alegría, sus espontaneidad y sobre todo, cuando cierro los ojos y lo veo comer ¡cómo comía!
Ahora estoy en deuda con él y una de estas tardes tengo que ir a La Bóveda de Toro a llevarle un ramo de flores y de paso a tomar unos tintos, que es lo que me diría.
Fuiste grande, Manolo Carracedo.
1 comentario:
Paco, he oído maravillas de él de mi chica, que le conoció en persona. Cuando alguien así se va, lo mejor es quedarse con todo lo que nos dio
Va el abrazo
P.D.: Desde la página principal no se puede acceder a este blog, y es una pena. Coméntaselo a Omar el grande
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